Cuando el cuerpo presente se vuelve muy débil para continuar, es abandonado naturalmente, pero el proceso del abandonamiento del cuerpo no es precisamente la destrucción del ser individuo en sí. La Luz no puede ser destruida. La Luz siempre se conserva. Porque los seres humanos somos esencialmente formas de Luz, es que continuamos existiendo incluso después de la muerte — pero también continuamos experimentamos transformaciones.
Así que no es un adiós, es un hasta pronto.